Por Catalina Moore, directora ejecutiva de la Fundación María José Reyes
Esta semana nos estremeció una noticia devastadora: el suicidio de un joven de 14 años en la comuna de Lolol. Este doloroso acontecimiento reabre una conversación que no podemos eludir, la de la salud mental en la Región de O’Higgins, un tema que, a pesar de su urgencia, sigue siendo relegado y estigmatizado.
Las cifras son un reflejo de esta crisis. Durante el 2023, el promedio nacional de suicidios fue de 10 por cada 100 mil habitantes, pero en la Región de O’Higgins esta cifra alcanzó los 13,2, superando la media nacional en tres puntos (Ministerio de Salud, 2023). Estas estadísticas nos muestran que el problema no es solo individual, sino estructural.
En las zonas rurales, donde predomina la realidad de muchas comunidades de nuestra región, la situación se agrava. La escasez de profesionales capacitados y la limitada cobertura de atención psicológica dejan a miles de personas sin acceso a un apoyo fundamental. A esto se suma el estigma social que aún rodea las enfermedades mentales, impidiendo que quienes lo necesitan se sientan seguros para buscar ayuda.
Como Fundación María José Reyes, tomamos conciencia de esta realidad de forma aún más profunda tras la pandemia, cuando las secuelas emocionales en niños, jóvenes y adultos se hicieron evidentes. Fue entonces cuando asumimos una misión crucial: llevar programas de apoyo psicológico a las comunidades más vulnerables y remotas de la región.
Nuestro programa BienEstar está diseñado para proporcionar atención psicológica gratuita a estudiantes, apoderados y docentes de escuelas de alta vulnerabilidad. En colaboración con universidades, nuestro equipo de psicólogos trabaja de forma remota, abordando la salud mental como un pilar fundamental para el aprendizaje efectivo y la construcción de comunidades con mayor bienestar emocional.
Esta tragedia en Lolol nos recuerda que aún queda mucho por hacer. Desde la Fundación, renovamos nuestro compromiso de trabajar con las comunidades educativas, invitándolas a acercarse a nosotros para construir juntos redes de apoyo. No podemos permitir que más jóvenes enfrenten la desesperanza solos, juntos podemos hacer prevención.