Incluir es respetar: normas que salvan vidas en la vía pública

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La verdadera inclusión también se construye en las calles. Cada día, miles de personas transitan por nuestras ciudades: peatones, ciclistas, conductores y usuarios de sillas de ruedas o bastones. Todos forman parte del mismo entorno vial y tienen derecho a desplazarse de forma segura y respetada.

Respetar las señales y normas de tránsito no es solo una obligación legal, sino un acto de convivencia social. Los signos viales —como los cruces peatonales, rampas de acceso, semáforos con sonido o señalética táctil— son herramientas que garantizan igualdad de oportunidades para todos los usuarios de la vía.

La Ley de Tránsito (N° 18.290) y la Ley de Convivencia Vial (N° 21.088) establecen que el espacio público debe ser compartido de manera segura, promoviendo una movilidad inclusiva que priorice siempre al más vulnerable.

En este camino hacia una movilidad más inclusiva, la mujer ha conquistado un rol protagónico. Cada vez son más las mujeres que conducen, trabajan en el transporte público, en áreas técnicas y en labores de seguridad vial, demostrando compromiso, responsabilidad y respeto por las normas. Su presencia en las calles y rutas refleja el avance hacia una sociedad más equitativa, donde la igualdad de oportunidades también se vive al volante y en cada espacio de la vía pública. Promover la inclusión es también reconocer y valorar el aporte femenino en la construcción de una convivencia vial más segura y humana.